ARTICLE: DIARI TARRAGONA – 19/07/2016
Pensemos por un momento en las relaciones que mantenemos con los demás en cualquier ámbito de nuestra vida ya sea familiar, profesional o personal. Probablemente sabremos decir sin demasiado esfuerzo, cuales son las que funcionan y cuales no. Pero, ¿qué característica tienen en común para que las relaciones sean exitosas? ¿Qué hace que sean de calidad? ¿Que es ese halo que las afianza y las hace duraderas en donde cada persona puede expresar y ser sin reparos uno mismo?
Ese halo es la confianza. Sin confianza las relaciones se desmembran, es imposible avanzar en ellas sin sufrimiento y nunca llegan a alcanzar lo que se pretende.
Si analizamos el panorama político actual estamos en un momento de paron, ni con unas segundas elecciones se consigue avanzar. A pesar de las negociaciones, los intentos para llegar a un acuerdo, la situación esta estancada y nos encontramos en un momento complicado para el país, no somos atractivos para las empresas de fuera, gobierna un ambiente de descontento y desídia generalizado, los ciudadanos estan cansados, no ven soluciones a los problemes. No creen en los políticos y la razón es porque han dejado de confiar en ellos.
A nivel empresarial, las empresas con una cultura de desconfianza estan abocadas al fracaso. Pero se puede cambiar la trayectoria generando y desarrollando una filosofia de confianza. En un clima de confianza los trabajadores se implican más porqué creen en sus líderes y en sus compañeros. Al depositar confianza en los otros hace que aumente el rendimiento y la productvidad de las personas, influyendo directamente en la cuenta de resultados de la empresa, consiguiendo a la vez empresas con ambientes sanos en los que los trabajadores estan motivados y gozan de un alto grado de satisfacción y bienestar.
En las relaciones personales sucede lo mismo, una relación de pareja basada en la desconfianza no crece, no aporta positivismo ni respeto mútuo. Al contrario, todas las acciones van enfocadas a fiscalizar al otro lo que conlleva a una pérdida de libertad. Son relaciones que agotan porque cualquier acción conjunta requiere un sobreesfuerzo, desde temas importantes como la educación de los hijos/as o tomar decisiones, a otros menos relevantes como hablar sobre las vacaciones. Son relaciones en las que el día a día se hace excesivamente farragoso. Por el contrario, en una relación basada en la confianza se encuentra el amor más profundo. Estas relaciones se caracterizan por la paz y la serenidad con la que cada individuo las vive, definiéndolas como plenas.
En cualquier relación basada en la confianza la comunicación resulta más sencilla, los resultados se producen más rápidamente y la calidad de las relaciones esta en la horquilla de la excelencia. No hay éxito sin confianza.
Al contrario de lo que la mayoría de las personas piensa, la confianza se puede crear, es un valor que se puede aprender y desarrollar. Es aquí donde interviene el coaching siendo una herramienta muy útil para establecer confianza, incluso en los ambientes más adversos. Por ejemplo, en empresas en donde el clima es hostil, en relaciones personales al borde de la ruptura, a través del coaching se consigue restaurar la confianza consiguiendo una empresa de mayor éxito, con empleados implicados, un liderazgo más influyente, una amistad más sincera. Se consigue cambiar y paliar las consecuencias de las relaciones con poco nivel de confianza. Si pensamos en los retos que hemos obtenido a lo largo de nuestra vida, en su epicéntro esta la confianza. Alguien ha creído en nosotros.
Cuando alguien cree en nosotros conseguimos lo que queremos y cuando uno confia en si mismo es capaz de lograrlo todo.
El punto de partida para generar confianza empieza a partir de uno mismo. La credibilidad personal es la base de toda confianza y el coaching ayuda a las personas a ser capaces de generar y extenderla. Stephen M.R. Covey basa la credibilidad en cuatro pilares, la integridad, la intención, las capacidades y los resultados. Trabajar este principio, la credibilidad, es la clave para ampliar y recuperar la confianza por muy dañada que esté. Las relaciones con alto grado de confianza son fáciles y fluidas, leales, infunden un espíritu ganador, superan las dificultades, consiguen los objetivos propuestos, transforman la realidad, son duraderas y aportan una nutritiva calidad de vida a quienes participan de ellas. En definitiva, van viento en popa a toda vela.
Eva Llatser.
Psicóloga, Master en Dirección y Gestión de RRHH y Coach acreditada por el COPC.