Artículo publicado en AMIGASTRONÓMICAS el 17/10/2017
¿Te has parado a pensar con quién hablas más a menudo? Con toda probabilidad la respuesta es contigo misma. ¿te has detenido por un minuto a pensar cuál es tu diálogo interior?
Tenemos muy claro cómo nos debemos dirigir a los demás. Cuando damos una información prestamos atención en cómo lo decimos, cuál es el mejor momento y medimos las palabras para que la otra persona no se lo tome mal. Pero, ¿hacemos lo mismo con nosotras mismas? ¿tu diálogo interior es amable, considerado y compasivo contigo?
A menudo al levantarnos nos miramos al espejo y decimos: Menudas ojeras que tengo, ¿así voy a ir por el mundo hoy? Seguidamente al vestirnos, creo que me he engordado, hoy esta ropa me sienta mal. Yendo al trabajo: Vaya día me espera hoy, tengo tanto trabajo que no podré terminarlo. Y así sucesivamente sin darnos cuenta nos pasamos todo el día hablando con nosotras mismas con mensajes negativos, autocríticos y en exceso autoexigentes, catastróficos, no seré capaz de…, victimistas, siempre me ocurre lo mismo… y un largo etcétera que sólo nos aportan sentimientos y emociones desagradables.
Para la mayoría de las personas el diálogo interior les pasa desapercibido y es importante tomar conciencia de él ya que el diálogo interno negativo genera una imagen negativa de nosotras mismas e influye de manera importante en nuestro estado emocional siendo este negativo.
Te propongo una serie de sencillas acciones que te ayudaran a que tu diálogo interior sea amable contigo misma.
- Haz un registro de tu diálogo interior, al menos un par de semanas. De esta forma te darás cuenta de la cantidad de mensajes negativos con los que te bombardeas constantemente.
- Toma conciencia. Analiza tus pensamientos. Es el primer paso para educar y reprogramar tu mente.
- Cuestiona los pensamientos negativos. ¿Seguro que no soy capaz? ¿Jamás he sido capaz de nada? ¿Qué sucede si no termino el trabajo hoy? ¿Lo puedo hacer mañana? Si soy fea y gorda, ¿porque mis hijos/as, mi madre, me ven guapísima?
- Cambia tus pensamientos negativos por reflexiones en positivo. ¡Solo tengo un kilito de más, esta semana me lo quito seguro!, Con lo creativa que soy seguro consigo una buena idea para el proyecto.
- Pasa a la acción, las reflexiones en positivo materialízalas con un acto. Come más sano, empieza a hacer algo de ejercicio físico, organízate la agenda, mírate al espejo cada mañana y sonríete en él, date las gracias por lo que haces y consigues, todo tiene su importancia.
No lo olvides, tu mente tiene plasticidad, si cambias tu forma de pensar cambias tu estado de ánimo, ¡mima tu diálogo interior!!