DIARI MES – 02/04/2020

—¿Como están viviendo, en términos generales, las personas mayores esta situación tan excepcional?
—En condiciones normales, la gente mayor se siente más vulnerable que el resto de personas. Imaginemos como deben estar en este momento, en que ven que esta epidemia les afecta a ellos muy directamente. Esto los hace acelerar la pregunta de si se van a morir ahora. Hay mucha gente mayor que se encuentra en el último periodo de su vida y sabe que esto ocurrirá, pero no de una forma abrupta, debido al coronavirus.

—Tampoco pueden salir de casa.
—Exacto. Hay muchos abuelos y abuelas que, a pesar de ser mayores, podían salir, hacer sus rutinas, distraerse yendo a la farmacia y hablando diez minutos con el farmacéutico, tras diez minutos más con la señora del pan … y ahora no pueden, y la sensación de soledad es aún más patente. Y, además, el hecho de tener que salir hacía que se tuvieran que vestir, arreglarse, y eso también les ocupaba las horas. Otra cuestión importante es que no se pueden mover. Aunque la gente mayor no hace tanto ejercicio físico, había ancianos que hacían gimnasia con la asociación de vecinos, o una actividad diaria que ahora no pueden hacer, y entonces también notan más la sensación de entumecimiento.

—¿De qué manera los podemos ayudar, desde la distancia?
—Los deberíamos llamar cada día y por videoconferencia. Pongo el acento porque la imagen, en estos momentos, es muy importante. Son gente que se preocupa mucho por los suyos y tienen todo el día para pensar, así que les va bien ver que los hijos están bien. También es importante que puedan hablar un rato con los nietos, e incentivar que estos estén más con los abuelos, que por ejemplo les hagan dibujos, que les hará mucha ilusión. E incluso los podemos incluir en alguna actividad cotidiana, por ejemplo a la hora de comer, podemos tener a la persona mayor en el móvil o la tableta para que forme parte de la comunidad..

—Cuando hablamos con ellos, ¿qué temas debemos tratar?
—Es importante que no hablemos sólo de las noticias y del número de muertos. Podemos charlar de otras cuestiones, de la vida, de cómo están los niños. Los tenemos que animar y proteger, y no caer en discursos derrotistas. También debemos evitar lo que hacemos muchas veces los hijos con los padres, que es desfogarnos, explicarles los problemas. En esta situación tenemos que cambiar los roles, dejar el rol de hijo y asumir el de madre, protegerlos, diciendo la verdad de las cosas pero aferrándonos a la parte positiva: en lugar de explicarles lo complicado es todo, los podemos explicar cómo de bien se están adaptando a los niños, por ejemplo. Debemos tener en cuenta que ellos son muy vulnerables y cualquier cosa pequeña, enseguida, la magnifican y les hace sufrir.

—Con tantas horas es fácil que se obsesionen con cosas que les hacen sufrir.
—Una de las maneras que tenemos las personas de gestionar la angustia y la ansiedad es pasar a la acción, hacer cosas para alejar el pensamiento. Pero ahora no las podemos hacer, y la gente mayor aún menos. En una familia de cuatro miembros, te puedes distraer haciendo la comida, ayudando a los niños a hacer los deberes, teletrabajando … Pero los grandes no tienen estas opciones. Así que, si los podemos llamar dos o tres veces al día y por videoconferencia, mejor. Y no tiene por qué ser siempre la misma persona, una buena opción es hacer responsables a los niños. Les podemos dar la responsabilidad de, una vez al día, llamar los abuelos y estar con ellos, explicándoles cosas.

—¿Cómo los podemos ayudar a gestionar el miedo?
—Diciéndoles que los entendemos. Es decir, con el mensaje que aceptamos que tienen miedo, que se lo reconocemos. Los hemos de escuchar y aceptar que ellos pueden estar asustados, tener miedo de contagiarse, de ingresar en la UCI y que ya no los volvemos a ver. Esto es así, no se lo podemos negar, les podemos decir que es normal que tengan miedo, pero también decirles que todo irá bien, que estamos haciendo todo lo posible para que no salgan de casa y que deben estar tranquilos porque no les pasará nada. Estoy escuchando gente que, con setenta años, que estando de coña, dicen que ya les toca morir. Nuestra respuesta debe ser: «No, no te toca, lo que toca es cuidarte, no salir de casa, que yo te lleve la compra y te cuide»

—También les cuesta gestionar toda esta información que les llega por los medios.
—La gente mayor tiene una memoria a largo plazo elevada, pero lo que ellos vivieron era mucho mayor que ahora. Ahora, lo que nos está pasando es gordo, pero tenemos la ciencia y el mundo es global, para mal, pero también para bien, se investiga y se comparten conocimientos. Por lo tanto, les podemos hacer llegar todos estos mensajes, que para nosotros son muy normales, pero que ellos quizás no les pasan por la cabeza, porque tienen el recuerdo de cómo funcionaban las cosas antes. No lo pueden entender desde la complejidad y la magnitud que nosotros sí podemos captar. En definitiva, es hacerles llegar este mensaje de calma y recordarles que todo es tan fácil o tan difícil como no salir de casa.